Un año más, a punto de irse, comienza Diciembre. Es un mes especial: el frío, la nieve, el puente, navidad, vacaciones... en general fechas. De las más importantes, la de hoy.
Seguramente habrás hecho lo de todos los días, despertar, asearte, desayunar, ir a clase, estudiar, volver tarde... pero en todo el día no te habrás podido quitar ese cosquilleo del cuerpo. El aleteo en el estómago que sientes en tu día especial; el impuslo que tira de las comisuras de tus labios al pensar que ya tienes que decir "veinte", en vez de "diecinueve", cuando te pregunten la edad; tal vez un escalofrío al pensar que ya has cambiado de prefijo, abrumador y excitante a la vez.
¿Y qué tal eso de que todo el mundo te sonría y te felicite? No está mal, aunque al final del día puede llegar a cansar.
Luego llegas a casa, te reciben efusivamente, te preparan lo que quieres de cenar, te pregutan qué tal el día y te dan un regalo.
Finalmente, te pones el pijama y te metes en la cama. Y ya está, así es como acaba. El día siguiente será otro normal, qué puede tener de especial. En realidad, si lo tiene, porque es otro día en el que dura nuestra amistad. Hoy es el día en que se recuerda, pero en realidad el sentimiento se manifiesta en todos.
Ya son ocho años de amistad, que se dice pronto. Y mañana será otro día más, de todos los que quedan ;)
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