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domingo, 29 de agosto de 2010

Mis nuevos pequeños engendros.

Las vacaciones de verano dan para mucho: viajes, playa, piscina, amigos, pareja, familia, fiestas, noche, día... y como no, creatividad. Con tanto tiempo libre, he tenido oportunidad para hacer cosas nuevas, aunque nada del otro mundo en realidad. Mis experimentos se han centrado sobre todo en la pintura y el dibujo (estilos diferentes, mezcla de técnicas, desarrollo...), pero lo que traigo hoy no se trata de eso, sino de algo más divertido y fácil de hacer.







Se trata de pequeños muñequitos de fieltro, como el que podéis ver en la foto. El tamaño y forma pueden ser del gusto del creador, yo prefiero hacerlos pequeños porque así, además de servir como juguetes, también pueden hacer el papel de broches si se les coloca en la parte trasera un imperdible.
¿Y qué necesitamos para crear a estos pequeños monstruillos de compañía? Pues en realidad, la mayoría de las cosas las encontraremos en nuestra propia casa ^^ paso a explicar:


INGREDIENTES:

-Papel y lápiz.
-Tijeras.
-Hilo de colores.
-Aguja.
-Botones
-Tela de fieltro (se puede conseguir en cualquier almacén de telas o tiendas de costura/corte y confección.
-Imperdibles (en el caso de querer hacer un broche con ellos).
-Algodón.


PROCESO DE ENGENDRACIÓN:

Lo primero que debemos hacer es un dibujo del muñeco, para tener una idea exacta de lo que queremos hacer. Una vez dibujado, lo recortamos y lo ponemos sobre la tela de fieltro para que nos haga de plantilla. Cortamos dos plantillas de fieltro (partes delantera y trasera) y comprobamos que encajen bien. Ahora, sobre la parte delantera comenzamos con el rostro. Esta es una parte totalmente libre, podéis utilizar botones para hacer los ojos, pero también trozos de fieltro de distintos colores, con hilos, dibujarlos, etc.
Una vez terminado el rostro y los detalles de nuestro muñeco, hay que rellenarlo. Empezamos por coser las partes delantera y trasera, pero solo por abajo, dejando arriba un agujero para meter el algodón. Cuidadosamente vamos metiendo el algodón, ayudándonos del lápiz para prensarlo bien y que quede rellenito. Una vez totalmente lleno de algodón, se termina de coser y... ¡voi lá! Ya solo nos queda ponerle el nombre a nuestro engendro (lo cual me recuerda que el mío aún no tiene, ya pensaré algo)

Espero que os haya gustado la idea e intentéis llevarla a cabo ^^

jueves, 12 de agosto de 2010

SE BUSCA: Mente abierta.

Por que, en realidad, ¿quién la tiene? La mayoría de la gente nos consideramos de mente abierta. Si nos preguntaran que por qué, las respuestas serían del tipo soy homosexual/bisexual, soy ateo, soy agnóstico, soy liberal, soy ecologista, soy hippie, y un largo etcétera. Pero nunca he oído a nadie responder lo que en mi juicio diría alguien de auténtica mente abierta: soy comprensivo. Yo mismo no he respondido así nunca ni me lo había planteado antes.

Pensémoslo así: si tenemos ante nosotros a un ateo liberalista y a un católico conservador, ¿quién es de mente más abierta? Seguro que muchos, entre los cuales me incluyo, diríamos que el ateo liberalista. Éste, al contrario que el conservador, acepta las formas de pensamiento y expresión contemporáneas, y además no cree en Dios ni en la Iglesia (lo que en esta época es un plus xD). El otro, claro está, prefiere las cosas como antaño, que generalmente son las de "su tiempo". Pero claro, no hemos caído en que, al igual que el conservador no acepta o le cuesta aceptar los cambios de ahora, al liberalista le ocurre lo mismo con las ideas del conservador, y con Dios.
Lo mismo puede pasar con un hippie vegetariano o un magnate de la industria cazador y taurino, o con un cristiano y un judío. Todo el que se aferra demasiado a unas creencias acaba siendo de mente ciertamente cerrada. Yo mismo, que me consideraba de mente abierta, me estoy retractando ahora que lo pienso con más detenimiento. Y seguro que mis queridos no-lectores también (si no es así, o bien estáis equivocados, o bien sois de mente realmente abierta, en tal caso me encantaría conoceros, felicitaros y aprender de vosotros).

¿Y qué hay que hacer entonces para ser de mente abierta? ¿dejar a un lado todas nuestras creencias? Sería imposible, porque en algo tenemos que creer, ya sea un dios, un ideal, o nuestro cantante favorito. Lo que sí podríamos empezar a hacer es intentar aflojar un poco la correa que mantiene atada a nuestra mente, ver cosas, escuchar, aprender. Seguramente, ni el cristiano se cambiará de religión, ni el ateo entrará en una iglesia, ni el hippie comprará acciones ni el taurino irá a una manifestación, pero tal vez algo hayamos avanzado.